El encuentro con el invierno
Esta fue mi llegada a Soria.
Desde Madrid a Soria, desde la ciudad al campo.
La propuesta fue de un día para otro y no lo dudé.
Me instalé en Covaleda, en la montaña, a 1200 metros de altura,
a los pies de los picos de Urbión, al lado del río Duero.
Me encontré con el invierno.
El invierno de Soria, casi el que me han habían contado mis padres…
Me encontré sus gentes, como mis padres me habían contado…
Soria, fría, intensa, dura, inhóspita, hostil…
Los principios no son fáciles pero… tengo adn soriano.
Una persona me dijo : » A Soria se llega llorando y se marcha llorando»
¡Cuánta razón tenía!